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Imbéciles al Volante

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Las tranquilas calles de la Roma Sur dan lugar a mi ritual de todas las las mañanas1: Me levanto, me meto a bañar y enciendo la cafetera. Pasados 20 minutos estoy suficientemente despierto para salir a pasear a Dharma.

Un Roberto a estas horas es especialmente imbécil2, de esos que van por la vida tropezándose y derramando el café sobre sus pantalones. Si bien va, no hay obstáculos en la jungla de concreto que —desde que llegó un franelero a la calle de mi casa— se ha extendido a la banqueta.

Imbéciles estacionados

Me estaciono en la banqueta porque FUCK YOU, THAT'S WHY!

Al que no habla, FSM no lo escucha

Ante esta situación, solicité al amable don Franelero que no si de favor y no fuese mucha molestia retirara los autos de la banqueta; chance nomás no estaba al tanto del Reglamento de tránsito Metropolitano.

A la semana, con la misma situación, solicité a @SSPDF_TRANSITO en repetidas ocasiones que mandara elementos de tránsito a infraccionar o retirar los autos. Como buena cuenta de soshal midia, me dieron el avión en tantas ocasiones como solicité ayuda. Las primeras veces respondían casi inmediatamente para confirmar que había grúas en camino. Posiblemente estas se mantenían ocupadas cazando conductores en la intersección de Insurgentes y Benjamín Franklin, o simplemente se desmaterializaban a la orden de una Sor Juana3.

Ya estuvo suave

Al encontrarme con tiempo “libre”4, decidí combatir este escenario surreal con la misma medicina: una jirafa y la responsabilidad de tocar la armónica un toque de surrealismo.

Así surge la Campaña Nacional para el Reconocimiento de Imbéciles al Volante. Un pendejo procrastinando con herramientas de corte y un internet estúpidamente vasto.

Etiquetas de Imbécil al volante

Los stickers

Empecé diseñando etiquetas, pero no me animé mas que a pegar una. Después de ver el desmadre que es quitarla y el daño que hace al auto del imbécil reconocido, desistí de hacerlo en bond auto-adherible. A falta de motivación para conseguir vinil auto-adherible, dejé esto por las buenas.

Después vino lo divertido: vandalizardecorar temporalmente la vía pública y la banqueta.

La receta

Estacionamiento Exclusivo para imbéciles

Estacionamiento exclusivo para imbéciles
  1. 1 caja de barras de gis,
  2. Una lata de spray-mount (pegamento en aerosol),
  3. Una estopa para trastes,
  4. Láminas de estireno (se consiguen en hiperlúmen), y
  5. Algo que stencilear.

Se muele el gis, en molcajete parece ser lo más rápido, sobre todo con estos gises “sin polvo”, o si no envuelto en algunas bolsas de plástico y un martillo. La idea es dejarlo lo más finito posible.

Se imprime el stencil, y este se recorta cuidadosamente, para ser colocado sobre el estireno. Se trazan los contornos, y se recorta con cutter (o cautín).

Se coloca el stencil lo más plano posible sobre el pavimento o banqueta, y se rocía generosamente el spray mount. Con la estopa se esparce el gis en polvo, cuidando bien que no traspase los bordes. Yo cometí el error de esparcirlo a mano y luego soplarle —acabó hecho un desmadre. Seca en unos 5 minutos, y se borra a la primera lluvia, o con un poco de agua y jabón.

Se puede reemplazar el gis por: Spray de colores para pelo, o —increíblemente— lodo. Ambos se limpian a la primera lluvia o con agua y una escoba común y corriente.

Stencil con spray para pelo

Así se ve con spray para pelo

Así de fácil es sumarse a la Campaña Nacional para el Reconocimiento de Imbéciles al Volante!

Resultados: o la falta de éstos

De este experimento, aprendí dos cosas: El franelero puede estacionar los autos sobre el stencil, o sólo esparcirlo más con el pie de ser hecho en gis, y los conductores se sienten observados al cometer la pendejada de estacionarse en el paso peatonal.

Sin embargo, se siguen estacionando en los lugares que les truja. Por eso, además de seguir decorando la calle, decidí que el mejor curso de acción es marcar al 5242 5100 ext. 8201, pedir una grúa, y sacarle un buen susto al franelero.

A los peatones que tomaban el tiempo de retirar por segundos la vista de su teléfono al andar, chance les salía una sonrisita. Creo que a menos que esto se replique a mayor escala, tanto la falta de visibilidad como la poca permanencia, hacen que el mensaje, como el pigmento que use, se diluya a una divertida distracción de fin de semana.

Creo que puedo arreglar esto, una vez que mi equipo de fantásticos abogados me indique que “decorar” la vía pública con pintura acrílica no es estrictamente ilegal según dicta la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal (Artículo 26). Entonces sí, me dejo de hacer pendejo, y termino de hacer este proyecto como lo que realmente es: una ridícula y divertida expresión de arrrrte urbano.

Disclaimer

A todo esto, deben saber que soy estoy bien pendejo. Increíblemente pendejo.

Que conste, que este ciudadano es de esos imbéciles que perdió su IFE justo antes de la consulta sobre parquímetros.

  1. En promedio, me despierto diario al medio día :/

  2. En un día cualquiera, soy regularmente imbécil.

  3. O, bueno, en cuánto sale una mordida de franelero en estos días?

  4. (sust.) véase “Procrastinar”

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